Muchas de las manifestaciones motoras de la Enfermedad del Parkinson como la bradicinesia, el temblor o compensaciones motoras pueden ser explicadas por la disminución de la sensibilidad cinestesica[i].  Estas manifestaciones ocurren de forma muy temprana de la enfermedad y preceden las posteriores alteraciones motoras que muchos de vosotros conocéis.

Los ganglios basales son fundamentales para la integración sensoriomotora que se refiere a la información sensorial que necesita nuestro cerebro para poder ejercer un plan o acción motor. Por ejemplo, para levantarse de un sofá el cerebro necesita, entre otras informaciones sensoriales, percibir los pies y el cambio del peso desde la pelvis hasta los pies, el espacio peripersonal (el espacio que envuelve a nuestro cuerpo) y la vista.  En  los estudios de (Henderson and col 2003[ii]) elaborados con ratas con falta de dopamina  han encontrado una alterada capacidad para integrar la información visual y propioceptiva. Poco a poco los pacientes se van haciendo más dependientes de la información visual ya que es aquella más inmediata y la más fácil de usar y poco a poco van perdiendo la información propioceptiva. De aquí que muchas terapias se basan en usar la estimulación visual (señales u obstáculos en el suelo) o acústica (música como la marcha militar) pero olvidan trabajar aquella información más importante que es la propioceptiva, es decir la que hace referencia al propio cuerpo.

En rehabilitación neurocognitiva se usan las informaciones propioceptivas para luego integrarlas con las visuales. Por ejemplo,  vamos a ver un ejercicio que propone el fisioterapeuta neurocognitivo para un paciente cuyo problema durante la marcha es que realiza los pasos cortos.

Se coloca al paciente en posición sentada con las piernas apoyadas en el suelo o en la tabla de extremidad inferior que usamos en rehabilitación neurocognitiva donde podemos jugar con la inclinación. El fisioterapeuta coloca la pierna del paciente en una posición y le pregunta a qué distancia está respecto a la otra pierna. Las posibilidades se adaptan al nivel perceptivo-cognitivo y motor del paciente. En este caso el pie puede estar igual que el otro, un poco hacia atrás, bastante y mucho hacia atrás, o un poco, bastante o mucho hacia adelante.

Durante este ejercicio el paciente deberá estar atento a la relación entre un pie y otro teniendo en cuenta la distancia que recorre su pierna para poder saber cuál es la distancia recorrida. Esto permite a la persona tomar consciencia de la relación entre un pie y otro y controlar esa relación durante la marcha para que la distancia de los pasos sea simétrica y larga. El ejercicio se realiza luego de pie y finalmente se le pide a la persona de caminar teniendo en cuenta esta nueva información propioceptiva que permite al paciente tener una marcha más funcional.

FUENTE:

 

  1. [i]Jürgen Konczak, Daniel M. Corcos, Fay Horak, Howard Poizner, Mark Shapiro, Paul Tuite and col. Proprioception and Motor Control in Parkinson’s Disease

 

  1. Journal of Motor Behavior, Vol. 41, No. 6, 2009

 

  1. [ii]Henderson, J. M., Watson, S., Halliday, G. M., Heinemann, T., &Gerlach, M. (2003). Relationships between various behavioural abnormalities and nigrostriatal dopamine depletion in the Proprioception and Motor Control in Parkinson’s Disease unilateral 6-OHDA-lesioned rat. Behavioural Brain Research, 139, 105–113.